De la brevedad de la vida de Lucio Anneo Séneca (55)
La vida nos ofrece suficiente tiempo para hacer todo lo que es realmente importante.
Simple y claro. Que no fácil. Así lo concebía Séneca.
Y así lo expresó en el año 55 d. C. en este ensayo incluido en su obra Diálogos dirigido a su suegro Paulino. En él plantea una serie de principios estoicos que tratan sobre el tiempo y cómo la gente lo malgasta en actividades absurdas en lugar de hacer algo útil con él.
El filósofo estoico realiza un repaso sobre ejemplos de distracciones del ser humano que hacen que la vida parezca corta. Incluso aporta ejemplos de personajes romanos famosos que cayeron en este derroche de tiempo y fueron víctimas de la vida ensimismada. Es responsabilidad de la persona saber qué hacer con este tiempo y cómo distribuirlo de la mejor manera.
Debemos vivir una vida con propósito, y que esté en sintonía con la naturaleza. Esto hará que cada momento sea pleno y que seamos conscientes de ello, lo cual lleva a la verdadera felicidad. Los sabios están dispuestos a dejar su vida atrás, porque han aprovechado el tiempo y han vivido lo suficiente, frente a los que no han dedicado su tiempo adecuadamente.
Lucio Anneo Séneca (4 a. C.-65 d. C.), llamado Séneca el Joven para distinguirlo de su padre, fue un filósofo, político, orador y escritor romano conocido por sus obras de carácter moral. Hijo del orador Marco Anneo Séneca, fue cuestor, pretor, senador y cónsul sufecto durante los gobiernos de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además de tutor y consejero del emperador Nerón. Como escritor, Séneca pasó a la historia como uno de los máximos representantes del estoicismo. Su influyente obra constituye la principal fuente escrita de filosofía estoica que se ha conservado hasta la actualidad.